El día de la singularidad

Ha llegado el día que llevaban anunciando treinta años: el día de la singularidad, el momento en el que vamos a disponer de un ordenador con la misma potencia que un cerebro humano. Llevábamos décadas aumentando el número de conexiones, reduciendo el espacio que ocupa y proporcionándole más y más datos. Al final tenemos un cerebro neuromórfico del tamaño de una tostadora que podemos meter dentro de algo que se parece a un cuerpo. Y vamos a conectarlo. En la sala no cabe ni un alfiler y el Dr. Stevenson está a punto de pulsar el interruptor. Los flashes comienzan a dispararle como a un famoso por la alfombra roja.

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