Si alguna vez habeis hecho alguna presentación en público, casi con toda seguridad echaréis miradas furtivas en el mejor de los casos al potátil con la presentación, miradas descaradas cuando no estáis seguros de qué viene ahora o incluso os daréis la vuelta para ver qué demonios pone en la pantalla que tenéis a vuestra espalda. Sin embargo, a Steve Jobs, maestro de las presentaciones (podéis verlo en directo en la Keynote de ayer en la WWDC 2008), es difícil pillarlo en un renuncio. ¿Cuál es la receta?
Mirando el vídeo, durante un momento fugaz, se vió una toma de la sala desde arriba y con en ella el «truco»: delante del público, un par de monitores mirando hacia el presentador: uno con la transparencia actual y otro con la siguiente. De esa manera no tienes que apartar la vista del público para saber qué están viendo ellos y que va a venir depués.
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