Mover la cámara en tiempos de coronavirus

En las últimas semanas, el uso de las TIC (que hace tiempo que dejaron de ser nuevas) se ha convertido en lo cotidiano. Lo que iba a ser algo puntual, para tapar parches unos días, se ha convertido en la forma habitual de trabajo de muchas personas. Y en el mundo de la educación ha irrumpido como un elefante en una cacharrería.

A lo largo de los días, de las semanas, hemos ido por pasando por las distintas fases del duelo tecnológico: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. A quien esté por el camino, yo le recomendaría que acelere y llegue a la última lo antes posible.

Se ha hablado mucho de metodologías, herramientas, evaluación… sobre todo de evaluación últimamente. Los y las docentes se han visto abrumados con sobredosis de información, tutoriales, cursos, guías de buena prácticas. Con mejor o peor suerte, con más voluntad que otra cosa, con más corazón que cabeza en la mayoría de las ocasiones (porque si es por cabeza nos hubiéramos plantado hace tiempo ante la situación, la falta de medios y de directrices claras y sensatas).

Así que hemos ido haciendo lo que hemos podido con los medios personales que tenemos. Porque no nos olvidemos de que todo esto se ha hecho con el dinero de tu bolsillo: tu conexión a internet, tu ordenador, tu webcam que ha costado el 500% más de lo que costaban en enero. ¡Ay, si lo hubiéramos sabido en el black friday!, porque parece ser que el primer caso de Covid-19 fue el 17 de noviembre.

Pero la buena voluntad no es suficiente y esta crisis ha dejado claras, además de muchas otras cosas, las carencias en las competencias tecnológicas docentes. Un error que llevamos arrastrando desde el inicio del uso de las TIC en el aula: replicar con la tecnología la forma de trabajar en clase. Hemos pasado de los libros en papel al PDF, de las pizarras interminables o los acetatos a los «powerpoints» (por cierto, tenemos que buscar un nombre para esto o va a pasar lo mismo que con el celo, el papel albal y los postit), de la lección magistral que tanto horroriza a las grabaciones en vídeo (que me horrorizan mi). ¿Qué hay de nuevo en todo eso? ¿es esa toda la innovación de que somos capaces? Tenemos unas posibilidades de comunicación y de interacción que no nos imaginábamos hace un par de décadas. Y solo la usamos para saber qué pinta tendremos cuando seamos ancianitas y ancianitos venerables.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana, participé en un curso de formación inicial para el profesorado organizado por el ICE de mi universidad (la UPV) Y en él recuerdo particularmente una charla de Antonio Bartolomé sobre el uso de las TIC (que entonces sí eran nuevas), con una idea que desde entonces he hecho mía e incluso es fácil que me hayas oído, porque la suelo soltar siempre en mis talleres.

Si alguna vez has visto una de las primeras películas de cine mudo, estaban rodadas como si fueran una obra de teatro: la cámara estaba fija y actores y actrices «entraban a escena» por los laterales o, en un alarde de imaginación, por una puerta del fondo. Te dejo un vídeo para que lo veas. Es de la película Frankenstein, de 1910, dirigida por J. Searle Dawley. Era simplemente un cambio de medio: podemos verlo cuando queramos, sin tener que estar fisicamente en el teatro, podemos pasarlo rápido, o volver a repetir un fragmento si no lo hemos entendido ¿te suena?

Sin embargo, uno de los momentos más interesantes y que realmente provocó un cambio de lenguaje es la introducción del traveling, como se puede ver en una de las primeras veces que se utilizó en una película: El Nacimiento de una nación (1915), de D.W. Griffith.

Primer traveling en el cine, en «El nacimiento de una nación» (D.W. Griffith, 1915)

El movimiento de la cámara es un uso innovador de la tecnología, es algo que no se puede hacer en el teatro y que ofrece posibilidades narrativas específicas de ese nuevo medio. El reto que tenemos en la docencia es aprender a mover la cámara también. No repliques lo que haces de forma presencial. Piensa en las posibilidades que te da la tecnología y explótalas… sin que te exploten en la cara ;) Sé eficiente, usa lo que necesites que te ahorre tiempo y esfuerzo. Emplea los medios que tienes a tu disposición para que tus estudiantes consigan aprendizajes profundos. Desarrolla actividades auténticas, acercando los problemas a aquellos con los que se enfrentarán en el mundo real, en el nivel que estés.

Si esperas una receta, yo no la tengo. No existe. Solo puedo darte un rastro de miguitas de pan que te marquen un poco el camino a seguir. Pero tiene que seguir tu propio camino. Usa lo que te sirva, desecha lo que no puedas aplicar en tu contexto. No tengas miedo a explorar. Y, sobre todo, ¡mueve la cámara!

The End