Prohibida la música

Al final lo descubrieron. Aunque, la verdad, nunca pensé que funcionase. Siempre habían dicho que las matemáticas serían la base de la comunicación con civilizaciones extraterrestres y que a través de ella lograríamos entendernos. Claro, que para eso las dos partes tienen que querer comunicarse, y no fue el caso.

Cuando aparecieron todos los gobiernos intentaron hablar con ellos sin éxito. Una semana duró el ataque. Un mes el control de los pocos núcleos de rebeldía que quedaron. Ellos nos entendían, sabían lo que decíamos y siempre iban un paso por delante. Así que cambiamos nuestra estrategia. Igual que en la República Checa usaron el teatro de marionetas para mantener su idioma, o los esclavos negros usaban sus canciones para dar indicaciones a los fugitivos sobre las rutas seguras, ideamos un sistema para comunicarnos sin palabras, usando la música. Ocho notas en tres octavas: las letras de nuestro abecedario, fue sencillo.

Pero al final se han dado cuenta y han prohibido la música. Sorprendentemente, han tardado mucho, demasiado para sus costumbres. Pero no importa, encontraremos el modo. Por otra parte, casi se lo agradezco, porque las canciones de fuga tenían una armonía espantosa. Quizá la hayan prohibido por eso.