Puertas infinitas

door, puerta, decisión

Cuando hicimos el descubrimiento nos quedamos asombrados. Lo habíamos tenido ahi delante, todos estos años, todos estos siglos, y nadie lo había visto. Pero ahora que lo sabemos, hemos construido la primera máquina que puede aprovecharlo.

Durante el siglo XX descubrimos el fenómeno: el efecto de la medida, de la observación, en el universo de lo diminuto. La física cuántica nos enseñó que si tratas de observarlo se comporta como un objeto normal y se pierde la superposición de estados. Y en nuestro afán de saber cómo es el universo lo hemos observado todo, lo hemos desentrelazado todo.

Hasta ese día que alguien vio sin ver y nos dimos cuenta de que siempre habían estado ahí: cada estrella con su puerta. 100.000 millones de estrellas en nuestra galaxia, 10 sextillones en el universo, que ahora podemos abrir y cerrar para viajar a cualquiera de ellas. Si cada persona que ha existido en toda la historia de la humanidad hubiera viajado a una estrella, apenas hubiéramos explorado la Vía Láctea ¿son o no son infinitas puertas?

Lluvia de Perseidas

Era la tradición del mes de agosto: salir de la ciudad a un sitio en el que las luces no impidieran ver el cielo (cada año era más difícil) con algo para comer y beber, buscar la constelación de Perseo y tumbarnos en el césped.

Pero este año era distinto. Perseo nos dejaba un castigo, quizá una venganza de los dioses por haber decapitado a Medusa. La leyenda dice que surgía una serpiente de cada gota de sangre que caía al suelo de su cabeza cercenada. Esta vez, cada estrella fugaz no se apagaría en el cielo, sino que golpearía la superficie sin piedad, arrasando ciudades enteras. Todos los intentos por desviar a Medusa y su cabellera han sido en vano. Son demasiados. Son demasiado grandes. Es posible que el planeta sobreviva al impacto (tenemos una probabilidad del 60%, dicen los medios), pero la raza humana no.

Así que, con vuestro permiso, voy a tumbarme y disfrutar de esta lluvia de estrellas. De la última. Maldito seas, Perseo, ¿por qué tuviste que hacerlo?

Cenizas

Cenizas. Es todo lo que queda del proyecto. Después de más de una década de trabajo y varios millones de euros invertidos, todo ha quedado reducido a cenizas. Adiós a todos los sueños de conseguir un superhumano que pudiera vivir en Marte con un soporte vital mínimo.

Casi lo habíamos conseguido: un cuerpo adaptado a una menor gravedad, con una protección superior a la radiación, mejor tolerancia a las temperaturas extremas, sistema respiratorio adecuado a la composición de su atmósfera.

Ya estaba todo listo, incluso las Starships modificadas. Era cuestión de apenas dos años más. Pero algo salió mal. Nunca supimos cual fue la causa, seguramente un fallo estúpido y todo se fue al traste. Así que tuve que hacerlo: tuve que quemar el laboratorio. Dios sabe qué hubiera sucedido si regalas un planeta entero a una raza superior sin ninguna ética.