Reparar un disco duro metiéndolo en el congelador

¿mito o realidad? El otro día tuve un percance con el disco duro y dejó de funcionar. No había forma de que el ordenador lo reconociera así que, antes de tirarlo, hice un último intento: meterlo en el congelador.

Tengo un disco WD My Book de 1tB (el modelo antiguo) para mantener una copia de seguridad. Pero  un día sin darme cuenta, al mover el monitor, le di un golpe y se me cayó al suelo por detrás de la mesa. Por supuesto, desde entonces fui incapaz de hacerlo funcionar. Sonaba y hacía ruido de intentar girar, pero el ordenador no lo reconocía.

Después de hacerle mil perrerías sin conseguir que funcionara, y antes de tirarlo, recordé algo que ya había oído alguna vez: que podías recuperar un disco duro que no funcionaba metiéndolo al congelador. Así que, como lo iba a tirar de todas formas y no tenía nada que perder, el pobre se pasó todo el fin de semana en el congelador (entre una bolsa de guisantes y una barra de pan, por si es relevante para el experimento ;-)

Ayer por la tarde lo saqué, esperé a que recuperase una temperatura normal, volví a montarlo en la carcaza, lo enchufé y la utilidad de discos lo reconoció. Minipunto para los chicos. Ahora faltaba por ver si podía recuperar algo. Después de algunos intentos vi que no había forma de recuperar los datos. Tampoco me importaba porque lo iba a tirar de todas maneras y el contenido era una copia de seguridad, así que realmente no estaba perdiendo nada. Así que lo formateeé y ¡voilà! funcionó otra vez.

Lleva ya casi 24h y sigue en marcha. Probablemente tendrá alguna zona defectuosa y fallará cuando intente escribir en ella, pero de momento va bien.

Había leído que no servía de nada, que solo funcionaba un rato hasta que recuperaba la temperatura normal, o incluso que al congelarlo se producía una condensación dentro del disco que lo dañaba. De momento no me ha pasado nada de eso. Ya os contaré.

Recuperar discos en Fat32

Es el problema de los discos externos portátiles: tanto enchufar y desenchufar que al final los ordenadores no los detectan y acaban diciendo «El disco de la unidad X: no tiene formato. ¿Desea darle formato ahora?» ¡no, por Dios! Pero claro, he probado en Windows, Linux y Mac y en todos me dice que lo que tengo es un ladrillo. Menos mal que San Google me ha vuelto a echar una mano.

Normalmente eso ocurre porque de alguna forma se ha eliminado la Fat del disco: una especie de índice para localizar tolos los archivos y carpetas que contiene. Sin esa información el disco resulta ilegible para el ordenador, ya que se convierte en una montaña de ceros y unos sin ningún significado.

La respuesta libre, gratuíta, fiable y multiplataforma esta vez se llama TestDisk. Si, lo sé, un poco feo, sin ventanitas ni florituras, pero hace exactamente lo que tiene que hacer: que el ordenador vuelva a reconocer el disco.

Y estas cosas funcionan porque realmente no se ha borrado nada del disco. Los datos siguen etando ahí, simplemente que no sabemos dónde empieza y donde acaba cada fichero.

Importante: no hagas nada antes de recuperar el disco y sobre todo no lo formatees ni hagas fdisk o cosas por el estilo. Muchas veces se pueden recuperar, pero ya que eres (somos) algo manazas, no se lo pongas más difícil aún.