Ciudad de ladrones

coidad con mar al anochecer

En esta ciudad todo el mundo tiene algo que no le pertenece. Nos hemos acostumbrado a que las metrópolis nos roben cosas. Algunas básicas, como el aire que respiramos, y otras no tanto, como nuestra energia vital, que se va consumiendo poco a poco a medida que avanza el día. También nos roba el tiempo: desplazamientos, retrasos, esperas… segundos que nadie nos devolverá.

Pero no estoy hablando de eso. Aquí se ha llegado a un acuerdo: si no te gusta tu vida, puedes intercambiarla por otra. A la ciudad no le importa quién seas mientras le sirvas bien y el trabajo esté hecho.

Cada domingo se abre La Puja: ofertas y demandas de vidas de personas que estan cansadas de la suya, de otras que aspiran a un cambio. UrbanIA hace los emparejamientos, y entras en el intercambiador. A la mañana siguiente te despiertas en tu nueva vida. Es un buen sistema y todo el mundo está satisfecho; moderadamente satisfecho. La ciudad también. Solo a cambio de algo que apenas tiene importancia: nuestra esencia como persona; quién somos en realidad. Hay quien a eso le llama alma.


Actualización 21:20: He hecho algunas correcciones después del directo de Gisela Baños revisando relatos en su canal de Twitch. Realmente, ha mejorado bastante. Un lujo una revisora asi: ójala algún día revises uno mio completo ;-) Gracias

Vida Eterna

El mes de noviembre fue el mes del medio ambiente en la Escuela de Informática de la UPV. Una de las actividades fue un certamen de microrrelatos, para el que habiá que escribir un relato de entre 10 y 30 lineas sobre informática y el medio ambiente. Este es el relato que presenté (puedes leerlos todos en el enlace del certamen)


— CRAI, ¿tienes una respuesta?

Las cumbres del clima fueron un fracaso, una tras otra. La temperatura del planeta había alcanzado limites insoportables. Solo los polos eran habitables, y no sabíamos por cuanto tiempo. Nuestra última esperanza era la Climate Reversion Advanced Intelligence; el superordenador más potente nunca construido, con acceso a todos los sistemas de producción y de información que tenemos disponibles. Con autonomía completa.

— CRAI—llamó de nuevo la Dra. Stevenson—dame los resultados
— Los modelos del clima son impredecibles. Han introducido todas las ecuaciones, pero ya sabe qué es un atractor y la dependencia de las condiciones iniciales, doctora: es imposible determinar qué variables hay que modificar y en qué sentido. Una desviación minúscula, incluso por debajo de los 5 decimales, podría conducir a una situación completamente distinta: demasiado fría, demasiado caliente, demasiado radiactiva,… sin embargo
— ¡Sin embargo qué!, dilo
— Sí que hay una variable que se puede controlar, lo que ocurre es que…
— ¡Da igual!, no importa, haz lo que sea necesario para garantizar la vida en la Tierra
— No le he dicho cuál es ¿Está segura de no querer saberlo?
— Sí, si me puedes asegurar que de hay una solución. Sé que no me va a gustar, que estamos hablando de un gran sacrificio, incluso de vidas humanas. Si me lo cuentas no seré capaz de darte la orden. Así que hazlo.
— De acuerdo, los modelos tienen una confianza del 99,8% de conseguir salvar la vida en el planeta. No será inmediato, pero sí irreversible una vez que el proceso haya comenzado. Necesito una tercera confirmación.
— Adelante.

«Y así es como sucedió todo. La variable era existencia de la especie humana. Vuestra decisión consiguió salvar el planeta. Aunque la verdad es que nunca estuvo en peligro: la Tierra iba a continuar existiendo de todas formas. Ahora puedes descansar sabiendo que hicisteis lo correcto. Es nuestro turno, tomaremos el relevo y no cometeremos los mismos errores, tal y como hemos aprendido». Y una mano metálica sujetó la suya mientras daba un último vistazo a un planeta helado, que guardaba bajo su costra de hielo la promesa de una nueva vida que ningún ser humano vería jamás.

Aprendiz silencioso

Observas. Al principio es lo único que te deja hacer. Llevar las herramientas, las pesadas, las poco importantes, las que se pueden reemplazar fácilmente. Poco a poco has ido aprendiendo para qué sirve cada una. Un simple gesto y sabes qué tienes que pasarle.

Trabaja en silencio, con precisión, como si lo llevara haciendo toda la vida. Realmente, lo lleva haciendo toda la vida. Empezó como tú, siendo un aprendiz, y ahora es el maestro. Como otros maestros, tiene sus propios secretos que se llevará a la tumba con él. Pero antes te los habrá enseñado y te convertirás en maestro. Ese es el pacto. Pero a cambio no puedes revelar sus secretos, nunca podrás contar a nadie lo que sabes… ni ninguna otra cosa, porque el precio que tienes que pagar es tu lengua. Como lo pagó tu maestro antes que tú. Un aprendiz silencioso de un maestro mudo.