El hilo de oro

Cuando descubrieron cómo usarlo lo llamaron golden thread por su valor… incalculable. La física cuántica nos había dado un mecanismo para comunicarnos a distancia de manera instantánea. O eso creían algunas personas. Pero lo cierto es que las leyes del universo son caprichosas y siempre encuentran alguna manera de recordarnos que están ahí y no podemos saltárnoslas a nuestro antojo.

Sabíamos entrelazar dos partículas, y podemos enviarlas a años luz una de otra, de forma que cuando midamos una de ellas y forcemos a que salga de su estado de superposición, la otra también lo hará. Unos y ceros, izquierda y derecha, da igual. El problema es que no podemos observar de cualquier manera: alguien nos tiene que indicar cómo hay que “abrir la caja” para observar a la compañera. Y es justo ahí donde el universo se ríe de nosotros, porque esas instrucciones están sujetas de nuevo a sus leyes: a la velocidad de la luz, a los límites físicos del mundo que conocemos.

Hasta ahora. El universo nos había ocultado hábilmente que él juega con dimensiones extra. Cuerdas, las han llamado también, enrolladas en una escala infinitesimal de forma que no las podemos ver, pero están ahí. Y hemos aprendido a usar una de esas cuerdas, nuestro hilo de oro, para mandar información de cómo abrir la caja. Es igual que hacer una culebrilla en una comba. Se propaga y puedes usarla para enviar un mensaje. Bastaba con encontrar sus extremos y hacerla vibrar. Y eso es lo que hemos hecho: jugar a la comba con el universo.

Un último vuelo

Mañana seré mayor de edad. Es un día importante, marca el paso a la edad adulta, a ser miembro de pleno derecho en el pueblo. Dentro de unos meses me asignarán nuevas responsabilidades dependiendo de mis facultades. Nadie sabe todavía cuáles serán, porque dependen de mi evolución estos meses. Mi cuerpo va sufrir cambios importantes, cambios físicos, que van a determinar cómo me desenvolveré en nuestra colonia.

Hay personas que apenas soportan la luz del día. Se despiertan con el ocaso o directamente hacen toda su vida bajo tierra, en los túneles que taladran las colinas al sur. Son muy bajitos y tienen ojos como los gatos. Solo espero que no me salgan agallas, porque no me gustaría vivir dentro del pantano. Han construido una ciudad impresionante en el fondo, y no me faltaría la comida, pero hace frío. Claro, que con la sangre a 15 grados no me iba a enterar.

Bueno, no quiero preocuparme ahora. Mañana me encerraré en la crisálida, pero hoy voy a aprovechar mi último vuelo. Porque eso es seguro: perderé mis alas de niño y no podré volver a la ciudad de las nubes. ¡Ay!, si pudiera ser como vosotras.

El fin de un sueño

Las mentes más prácticas dicen que los sueños son una consecuencia del trabajo de nuestro cerebro archivando y reorganizando nuestros recuerdos. Hay quien ve reflejos de nuestro subconsciente y trata de diseccionarlos y dar una explicación a cada imagen, a cada diente roto, a cada salto imposible. También las hay que los considera como premoniciones, como ventanas al futuro. Y están quienes tratan de controlarlos, de dirigirlos.

Pero lo que nadie sabe es que, en realidad, vivimos dos vidas completas: una por el día y otra por la noche. Cada vida es el sueño de la otra y, cuando se acaba el sueño, en ese periodo en el que no sabemos realmente si estamos dormidas o despiertos, cuando aún podemos recordar qué hemos soñado, podemos decidir en cuál de las dos vidas nos queremos quedar.

¿Y tú? ¿Sabes cuál de tus dos vidas estás viviendo? ¿Qué decides al final de un sueño?


Actualización 18:45 Inclusión de un texto generado por IA para comparar

Texto generado por GPT-3

He visto en un tuit de @adsuara que hay una web, Story Machines, que genera historias automáticamente usando IA, GPT-3 en concreto. Así que le he pasado el título y las primeras líneas del relato de esta mañana y esto es lo que ha generado.

Mis sensaciones: correcto y coherente, pero le falta algo. ¿Y a tí? ¿qué te parece?

«Las mentes más prácticas dicen que los sueños son una consecuencia del trabajo de nuestro cerebro archivando y reorganizando nuestros recuerdos. Hay quienes ven reflejos de nuestro subconsciente e intentan diseccionarlos y dar una explicación a cada imagen, cada diente roto, cada salto imposible. Y luego están los que dicen que los sueños son una puerta a otro mundo, una realidad diferente donde todo es posible y lo imposible se hace realidad. Sea cual sea la explicación, los sueños forman parte de nuestra vida y conforman lo que somos.

Una vez tuve un sueño tan vívido, tan real, que me pareció que estaba ocurriendo en el presente. En mi sueño, estaba de pie en un acantilado con vistas a un hermoso valle. El sol se ponía y el cielo ardía con los colores más hermosos. Podía ver un río que serpenteaba por el valle y, a lo lejos, una ciudad. La ciudad era muy luminosa y estaba llena de vida. No se parecía a nada que hubiera visto antes.

Estaba a punto de darme la vuelta cuando vi una figura caminando hacia mí. La figura estaba envuelta en un manto y no podía ver su rostro. Se detuvo frente a mí y se quedó allí. Pude sentir sus ojos sobre mí y sentí que estaba mirando mi alma.

La figura extendió la mano y me tocó la mejilla. Sentí un calor que emanaba de su mano y sentí que mi cuerpo se relajaba. Entonces, la figura habló con una voz suave y gentil.

«No tengas miedo»»

NOTA: para generarlo, he traducido mi parte a inglés y he vuelto a traducir lo que ha generado a español (bueno, yo no, google)